Demasiadas veces tenemos miedo. Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no cuando queremos decir sí. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todo cuando deberíamos cerrar la boca. ¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo. Entonces BASTA. Hacé algo que nunca hiciste, atrevete. Olvidate de que te están mirando. Intentá la jugada imposible. Corré el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más. Nada te ata, nadie te obliga. Se vos mismo. No tenés nada que perder y todo, todo, por ganar.

jueves

Crónica cuarta de una noche de insomnio.

Cuando las palabras brotan solas, hay que dejarlas fluir. Tengo la necesidad de desahogarme. Abro la puerta de la heladera, pero dentro no hay nada que yo necesite. Ni gente, ni aviones, ni nubes ni un nuevo corazón. ¿Rezaría por volverlo a tener? Una y mil veces.
Enciendo la computadora, las palabras abrazadas a las gotas me arrastran, se apoderan de mi, soy agua, mi composición química esta intacta, pero soy agua. No siento los dedos, la piel, los huesos; se evaporaron. Creo ser el extraño contenido de una probeta.
De repente vuelvo a mi mente, porque vos me traes a la realidad; la necesidad es una vez más, testigo de la realidad. ¡Cuánto quiero abrazarte! No hay medida, porque ni yo lo se. Simplemente te necesito.

LA CREACIÓN. EDUARDO GALEANO. MEMORIAS DEL FUEGO I. LOS NACIMIENTOS


La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando.
Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo
de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio.
Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de
comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento.
La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran
huevo brillante. Dentro del huevo, ellos  cantaban y bailaban y armaban mucho
alboroto, porque estaban locos de ganas  de nacer. Soñaban que en el sueño de
Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando, los
creaba, y cantando decía:
—Rompo este huevo y nace la mujer y  nace el hombre. Y juntos vivirán y
morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán.
Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira.

te amo.

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