Demasiadas veces tenemos miedo. Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no cuando queremos decir sí. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todo cuando deberíamos cerrar la boca. ¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo. Entonces BASTA. Hacé algo que nunca hiciste, atrevete. Olvidate de que te están mirando. Intentá la jugada imposible. Corré el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más. Nada te ata, nadie te obliga. Se vos mismo. No tenés nada que perder y todo, todo, por ganar.

domingo

FLORENTINO ARIZA

Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo.
El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas.
INFIELES, PERO NO DESLEALES.
Fue  así como se encontró cuando menos lo pensaba en el santuario de un amor extinguido antes de nacer.
¿POR QUÉ TE EMPEÑAS EN HABLAR DE LO QUE NO EXISTE?
Se puede estar enamorado de varias persona a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna.
DEJEMOS QUE EL TIEMPO PASE Y YA VEREMOS LO QUE TRAE.
Asustado por la saña del olvido, dijo: < Ya no se acuerda de mí > . Pero ella le replicó de espaldas, mientras servía los brandis, que si eso le preocupaba podía dormir tranquilo , porque los gatos no se acuerdan de nadie.
< ES INCREÍBLE CÓMO SE PUEDE SER FELIZ DURANTE TANTOS AÑOS, EN MEDIO DE TANTAS PELOTERAS, DE TANTAS VAINAS, CARAJO, SIN SABER EN REALIDAD SI ESO ES AMOR O NO. >
Fermina Daza no tuvo la curiosidad de preguntarse por qué hacía una defensa tan apasionada de un hombre que sólo había sido una sombra en su vida.
EL AMOR SE HACE MÁS GRANDE Y NOBLE EN LA CALAMIDAD.
Lo acompañó el recuerdo de todas: tanto las que dormían en los cementerios, pensando en él a través de las rosas que les sembraba encima, como las que todavía apoyaban la cabeza sobre la misma almohada en que dormía el marido con los cuernos dorados bajo la luna.
Necesitaba un poco de aturdimiento para no pensar en su suerte con demasiada lucidez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario